Maldivas es un país oceánico con unos arrecifes que nada tienen que envidiar a los de cualquier otro lugar del mundo. Si te gusta el agua, estos atolones bañados por el Índico estarán a la altura de todos tus deseos. Más información sobre unas vacaciones en Maldivas aquí.
Al contrario de lo que pueda parecer, en Maldivas hay muchas cosas que hacer, muchas de ellas experiencias en contacto directo con una naturaleza oceánica exuberante
Claramente, si no te gusta la playa ni el buceo o el snorkel, Maldivas no es tu destino. Pero como consejo, no haría caso a la gente que te diga “Maldivas es aburrido, no hay nada que hacer”. Cada viajero sabe si le gusta la playa y el mar; si la respuesta es afirmativa es seguro que no te aburrirás. Hay un montón de opciones, muchas de ellas experiencias en contacto directo con la naturaleza, entre las que destacamos varias en este artículo.
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Explorar los arrecifes: buceo y snorkel en Maldivas
Tristemente, algunos de los arrecifes en Maldivas están perdiendo su color, parece que debido al cambio climático y al Niño, que se está volviendo más activo y frecuente. Antes de que el ser humano termine de destrozar este paraíso recomendamos una visita, y es que los corales son realmente bellos, como salidos de un sueño. Aconsejamos visitar varios arrecifes diferentes para poder comparar entre ellos.
La vida marina es realmente impresionante. Por ejemplo, cada vez que salgas al mar verás delfines. Sí, sí, de verdad, al menos nosotros los avistamos siempre que montamos en un barco. En estos casos, las lanchas reducen el impacto bajando la velocidad e incluso parando motores, disminuyendo así el ruido que soportan los animales, lo que también te permitirá disfrutar de su presencia tranquilamente. A veces los delfines se unen a la fiesta y surfean la estela del barco… la especie que más vimos fueron los juguetones delfines giradores (spinner dolphin), pasan el día descansando en el interior de los atolones y por la noche salen al océano para alimentarse.
En los arrecifes la cantidad de especies de peces es espectacular, el tamaño va desde los más pequeños como el pez payaso a otros que superan el metro.
Los colores de la vida debajo del agua son sencillamente espectaculares, no se cansa uno de observar el espectáculo.
Verás animalitos más grandes, como las tortugas, entre ellas las verdes en peligro de extinción, diferentes tipos de rayas como la hermosa águila o la manta, morenas, también pulpos e incluso llegamos a ver una serpiente marina más cerca de lo que nos hubiera gustado.
Nadar con tiburones es una experiencia increíblemente intensa, llena de emociones en un contacto directo y sin filtros con la naturaleza
Con semejante abundancia de vida es evidente que también hay tiburones, Maldivas es uno de los santuarios mundiales de escualos, y es que oficialmente desde 2010 es una reserva natural de tiburones.
Podrás contratar una expedición de buceo ó snorkel para verlos dentro del agua, es algo que te recomendamos totalmente (si te van las emociones, claro). Estos tiburones de arrecife no suelen superar los dos metros (este ya es un buen elemento), aunque si no estáis habituados como nosotros, impone y mucho. Sin embargo, superada esa primera impresión verás que son inofensivos, los humanos no entramos en su dieta y nos toleran perfectamente.
Nadar con tiburones (los más comunes son los punta negra) es una vivencia asombrosa, llena de emociones en un contacto directo y sin filtros con la naturaleza. Apreciamos y disfrutamos mucho estas interacciones que no son posibles en tierra a este nivel, y es que si vas caminando por la sabana entre leones y te paras a observarlos a escasos metros, es posible que no salgas indemne…
Si preguntas, la gente local te dirá que los tiburones de arrecife maldivos no son peligrosos, que tienen abundancia de comida y están acostumbrados a las personas. Un pescador nos contó que en alta mar, su padre, que también es pescador, había visto angelitos de 4 metros, según él no se acercan a las islas…
Y el caso es que con semejante cantidad de escualos, Maldivas lleva más de 40 años sin sufrir un solo ataque de tiburón, así que fuera prejuicios absurdos sobre estos magníficos animales, estate tranquilo y disfruta de ellos. Curiosamente, algunos lugares del mundo son muy propensos a los ataques de tiburón, como Isla Reunión, mientras que en Maldivas puede decirse que son más tranquilotes.
De todas maneras, si observar tiburones no es lo tuyo no te preocupes, lo más probable es que no veas ninguno si no vas a determinados arrecifes.
Es importante recalcar que no hace falta ser buceador para disfrutar del espectáculo, ni mucho menos. Con un tubo y unas gafas podrás explorar dignamente los arrecifes y verás un montón de vida.
Depende de cuantas salidas hagas al mar y la suerte que tengas verás más o menos fauna marina.
No siempre triunfarás: el día que fuimos exclusivamente a ver tiburones llovía, según el guía les gusta más el sol, y no había mucha visibilidad; solo pudimos ver dos (ambos punta negra, uno de ellos grandecito) y no muy cercanos, aunque más que suficiente para vivir la experiencia (días más tarde veríamos más en Lohis, los juveniles de la foto de más arriba son de allí, también los vimos muy pequeños y algún adulto de tamaño aproximado a una tabla de surf).
Relax en la playa
Maldivas es el lugar perfecto para descansar y desconectar del mundo. Es el paraje adecuado para los amantes de la playa que busquen el reposo absoluto. Y no estamos hablando de cualquier playa…
En las lagunas de los atolones será fácil que veas crías de tiburón incluso desde la playa; hasta que cogen cierto tamaño merodean estas aguas más protegidas de grandes depredadores. Y es que desde la misma playa puedes ver pequeña fauna sin entrar al agua si eres paciente.
Otra opción muy buena y activa es hacerte con un Kayak / Paddle surf. Si puedes conseguir un artefacto de estos dedica un tiempo a explorar la laguna, no defrauda. Nosotros utilizamos una variante, jejeje, ya que fuimos a Maldivas con 3 tablas de surf, también las usamos para tener un apoyo flotante.
En esta expedición encontramos a la preciosa serpiente, la cual ni miró para nosotros, menos mal, porque si nos guiña un ojo nos da un infarto, la verdad nos dio un poquito de susto, pero nada más.
Mucho ojo y cuidado con salir de la laguna que puede y suele haber corrientes muy potentes entre islas.
Island hopping
Visita islas habitadas para empaparte de la vida local, y desiertas que son la viva estampa del paraíso. Ya te anticipamos que las locales no son especialmente hermosas pero está bien para conocer cómo vive la gente local. En cuanto a Malé, la capital, que tampoco es nada del otro mundo, se asemeja más a una ciudad del Sudeste Asiático en miniatura.
Sandbanks
A caballo entre pasar un día de playa y el island hopping está pasar tiempo en un sandbank, que merece un espacio destacado. Haz todo lo posible por convertirte en un náufrago por unas horas en un banco de arena, rodeado únicamente por el océano Índico y sus infinitas tonalidades. Si es en soledad y con una sombrilla, mejor que mejor.
Surf en Maldivas
Maldivas es un destino de primer nivel mundial para el surf, y no por cualquier cosa: olas perfectas en un entorno natural de postal, con temperaturas en torno a los 30º C dentro y fuera del agua. Hay olas por todo el país en arrecifes expuestos al sur.
El destino más visitado y por tanto con más gente en el agua es el Atolón Norte de Malé, donde hay siete olas perfectas.
Dos de ellas son privadas y solo los huéspedes de los resort-isla pueden disfrutar de ellas: Pasta Point y Lohis. Tuvimos la suerte de visitar la isla de Lohis, os lo contamos todo en este artículo.
Pesca
Si te gusta la pesca, estás de enhorabuena y es que Maldivas es uno de los mejores lugares del mundo para gozar de tu afición. Hay diferentes opciones, desde la pesca de altura para los más expertos (más cara), hasta salidas al atardecer, que son un espectáculo, y si no pescas no importa…
Atardeceres tropicales de ensueño
Aunque no pesques intenta navegar al atardecer, por estas latitudes son espectaculares. Ya sea en tierra o mar, deja tiempo cada día para relajarte y disfrutar de unas puestas de sol de escándalo.