Dicen que es el banco más bonito del mundo, y puede que no les falte razón. Está en lo alto de un acantilado en la costa de Loiba (Ortigueira) en A Coruña, próxima al cabo de Estaca de Bares, en la punta norte gallega, en una zona del litoral gallego no muy bien comunicada.
El banco está enclavado en este entorno privilegiado desde 2009, y los vecinos del lugar lo llaman “O Pensadoiro”, ya que es un sitio perfecto para pensar. El panorama que ofrece es impresionante y realmente merece una visita. Si evitas el verano y tienes la misma suerte que nosotros, puedes disfrutar de este rincón gallego en soledad, un lujo de tranquilidad y desconexión.
La realidad es que “O Pensadoiro” se ha convertido en un fenómeno conocido a nivel mundial. Todo comenzó con una confusión en una palabra, ya que unos turistas escribieron en la parte posterior del banco una frase (la cual se hizo viral) en la que se lee “the best bank of the world“, lo que traducido de la lengua inglesa quiere decir: el mejor banco (de dinero) del mundo. En 2014 el fotógrafo Dani Caxete hizo una expectacular foto nocturna en la que observa la Vía Láctea desde el banco que también contribuyó a dar visibilidad a este curioso atractivo turístico.
El que se haya convertido en un lugar tan mediático conlleva que en las fechas con más movimiento de turismo como pueden ser los fines de semana y en el verano se produzcan colas para realizarte una foto (que es a lo que la mayoría de los visitantes acuden), lo cual hace que pierda gran parte de su encanto, porque lo bonito es poder sentarte tranquilamente y disfrutar de la calma. Recomendamos evitar estos barullos; llegar hasta el banco lleva tiempo y no merece la pena ir a sacar únicamente una foto.
Si al final vas en verano que sepas que hay un chiringuito no muy lejos del banco. También hay playas de arena blanca muy bonitas a poca distancia de allí, así que se puede aprovechar el día de playa y amortizar un poco más la visita.
También puedes acercarte a Estaca de Bares que es el punto más al norte de la península ibérica, además de ser la frontera imaginaria entre el mar Cantábrico y el océano Atlántico.
Nosotros nos acercamos un martes cualquiera de Abril a media tarde y tuvimos la suerte de que cuando llegábamos, se iba un matrimonio de la zona de Loiba, con el que estuvimos hablando un buen rato. Nos enseñaron desde lo alto del acantilado como a lo lejos se veía a su hijo jugársela en los pedreros cogiendo percebes (de manera legal, era percebeiro). Es impresionante la habilidad de esta gente en las rocas, y era adictivo ver como el hombre corría arriba y abajo por el pedrero con un ojo siempre en las olas. También nos hablaron sobre la fama del banco. Ellos nos dijeron que una pareja de extranjeros, que estaban allí por el conocido festival de música de Ortigueira, fueron los que escribieron la famosa frase, tras caer rendidos ante la belleza de las vistas y la tranquilidad del lugar (si no vas en hora punta, claro).
Impresionantes vistas en el mejor banco del mundo…
Tras la agradable conversación con los señores gallegos pudimos disfrutar allí sentados cerca de una hora, en total soledad. Para qué hablar, solo la brisa marina dejándose sentir y con el único sonido del oleaje del mar rompiendo contra el acantilado y las playas. Definitivamente mereció la pena la visita. Que más da si es el mejor banco o no, es espectacular.